El ministro de Trabajo, Javier Barreda, ha dicho que de los más de 100 mil venezolanos que entraron al Perú entre el año pasado y este año, al menos 4,600 trabajan en el sector formal. Esta cifra, sin embargo, tiende a crecer debido al grado de instrucción –superior y técnico en muchos casos- de los llaneros. ¿Y dónde se ubican los otros? No hay cifras exactas del sector informal, pero ya vemos en muchos locales comerciales a venezolanos de trato amable como vendedores e impulsadores. Las galerías y calles de gamarra son un gran ejemplo.
¿Y la llegada de los venezolanos afecta el mercado laboral peruano? Miguel Jaramillo, investigador del Grupo de Análisis para el Desarrollo, asegura que “el impacto debe ser mínimo y en sectores muy específicos, como comercio y servicios donde de por sí hay mucha rotación”, debido a que la cantidad de venezolanos todavía es bastante pequeña respecto al número de trabajadores peruanos.
El jefe de Estudios Económicos del BBVA Research, Hugo Perea, afirma que “la entrada de migrantes (venezolanos) es muy baja, están en sectores donde seguramente van a generar una mayor competencia sobre los salarios y en otros van a tener un impacto positivo, porque muchas de las personas que están saliendo de Venezuela son profesionales calificados y eso podría tener un empuje sobre productividad”.
Según la Dirección Regional de Trabajo y Promoción del Empleo de Lima Metropolitana en 2017 se presentaron 11 mil 608 solicitudes para registro de contratos extranjeros y de estos 6 mil 68 fueron de venezolanos. Para Pierre Mendoza, gerente del departamento laboral de PwC, los sectores con mayor índice de formalidad podrán acoger a más venezolanos. “Por ejemplo, el sector industrial, manufacturera e incluso infraestructura”, indica.
“En construcción hay proyectos de infraestructura que deberían reactivarse como la reconstrucción del norte y los juegos panamericanos, por ejemplo. Esta generación de empleo beneficiará tanto a peruanos como venezolanos”, dice Pierre Mendoza y agrega que la normativa actual permite que la contratación de trabajadores extranjeros esté sujeta al régimen laboral de la actividad privada. Así, el total de personal extranjero no puede superar el 20% del número total de trabajadores de una empresa.
“Dependiendo ya de la composición de la migración, en algunos casos podría proveer mano de obra adicional en algunos sectores donde hace falta y en otros casos podría generar competencia dado que los puestos de trabajo son escasos, pero muchos de ellos también se van a integrar a actividades de autoempleo”, explica Jaramillo.
“Si bien hay muchos que, al no encontrar un empleo, recurren a la venta de productos, también hay un grupo que con sus ahorros han abierto su propia empresa, creando más empleos”, resalta Michelle Guanilo, coordinadora de la ONG Unión Venezolana en Perú.
08-02-2018 / GS1 Perú