“La guerra comercial entre Estados Unidos y China está provocando una significativa disrupción en las cadenas de suministro globales y está teniendo consecuencias graves incluso en empresas que no son americanas ni chinas”. Así comienza el informe que la semana pasada publicó la Cámara de Comercio Europea en China después de haber recogido la opinión de las empresas europeas establecidas en el gigante asiático.
Solo el 4,2% considera positivos los aranceles con los que se disparan ambas superpotencias; y, entre quienes temen sus consecuencias negativas, predominan los que culpan a Donald Trump: el 53,9% afirma que son los aranceles americanos los más perjudiciales, frente al 42,9% que considera más dañinos los aprobados por China. Tiene su lógica: China exporta a EE UU mucho más de lo que importa desde allí.
A pesar de ello, un 72,5% de las empresas europeas en China todavía no ha tomado ninguna medida para protegerse. No obstante, un 17% ha decidido aplazar o suspender su expansión o sus inversiones, y casi un 12% ha ido más allá y reubicará parte de su producción en otro lugar; un 6,7% se mudará de China y un 5,2% hará las maletas al otro lado del Pacífico.
Las empresas norteamericanas lo tienen todavía más difícil. Otro informe publicado por la Cámara de Comercio Americana en China revela que un 60% de las firmas encuestadas ya sufre las consecuencias de los primeros aranceles introducidos por ambos países, de 50.000 millones de dólares.
Las empresas americanas establecidas en China afirman que sufren otras consecuencias relacionadas con el deterioro de las relaciones entre las dos principales economías: más inspecciones aduaneras, retrasos en los permisos para retirar de la frontera los bienes importados y mayores trabas burocráticas. Por si fuese poco, los problemas en la cadena de suministros han provocado que el 30,9% de las empresas americanas en China busquen proveedores de fuera de Estados Unidos, y que un 30,2% haga lo propio fuera de China.
Según los dos informes, el sector más castigado por los impuestos de Trump es el de automoción, mientras que los aranceles chinos afectan sobre todo a industrias menores. La mayoría de las empresas americanas que buscan un nuevo centro de producción mira al sudeste asiático y solo el 4,2% piensa en la UE, la principal víctima colateral.
18-09-2018 / GS1 Perú