Desde una perspectiva operacional, las empresas dependen de las previsiones para una planificación eficiente de su cadena de suministro. Una buena previsión permite a las empresas reducir sus costes operacionales, tomar mejores decisiones de compra y mejorar sus calendarios de producción. El impacto de una mala previsión de la demanda, por su parte, se propagará por toda la organización.
El stock de seguridad se emplea para minimizar el acto reflejo que surge cuando las ventas y los plazos de entrega son inconsistentes. Mientras que el stock de seguridad te puede permitir satisfacer cambios en la demanda, gestionado de forma incorrecta puede salirse rápidamente fuera de control. Para mantener el nivel óptimo de stock de seguridad, las empresas se apoyan en conocidos principios de previsión para obtener una mayor visibilidad y poder así anticiparse a la demanda.
Pero algunos métodos de previsiones pueden producir oscilaciones que no son fáciles de manejar, como el conocido Efecto Látigo. Por ello, es importante utilizar el modelo de previsión más apropiado.
Predecir la demanda de tus productos es, sin duda alguna, una labor intensiva. Un planteamiento más organizado podría ser clasificar la demanda por sus características y planificar el inventario utilizando estrategias lógicas que concuerden. Este proceso se llama Clasificación de la Demanda y ha servido para mejorar la eficacia de la planificación en muchas empresas.
En muchas áreas de negocio, las previsiones conllevan una expectativa común de crecimiento de la facturación. Es fácil entender por qué la precisión es tan relevante en esta cuestión. Sin embargo, en lo relativo a planificación de aprovisionamiento (donde se toman decisiones basadas en los costes), la necesidad de una precisión absoluta puede quedar ligeramente a un lado.
La diferencia fundamental que se da en el área de planificación de aprovisionamiento es que las previsiones son solo uno más de los factores a tener en cuenta para tomar decisiones sobre cuánto fabricar o comprar. Otras variables como el tamaño de lote, el stock de seguridad o los plazos de entrega, ayudan a estabilizar los planes de aprovisionamiento contra los rápidos cambios causados por la fluctuación de la demanda. Sin estos inputs adicionales, el proceso de fabricación podría ser todo un reto a la hora de cumplir con las expectativas del cliente.
De todos estos factores, el stock de seguridad es el que mejor se puede adecuar según convenga. Para superar el desafío que supone no ser capaces de que el aprovisionamiento concuerde exactamente con la magnitud y el momento de la demanda, las empresas tratan de ajustar esta relación entre aprovisionamiento y demanda con el stock de seguridad, que se utiliza para minimizar el acto reflejo que puede darse cuando las ventas y los plazos de entrega son inconsistentes. Un supuesto básico es que cuanto más precisa sea tu previsión de ventas, menos stock de seguridad necesitarás.
25-09-2018 / GS1 Perú