La forma de moverse por las ciudades está en plena transformación: los motores impulsados por energías alternativas a la gasolina y el diésel ganan terreno; los vehículos más contaminantes tienen vetado el acceso a las nuevas zonas de bajas emisiones (ZBE), situadas en el centro de los municipios; se multiplican las áreas limitadas al tráfico a la vez que se disparan las entregas de última milla debido al crecimiento del delivery y el comercio electrónico. En el último año, además, la escasez de microchips, sumada al delicado contexto económico que ha dejado la pandemia de la covid-19 (agravado por la guerra en Ucrania), han acelerado dos tendencias que ya estaban en marcha: la apuesta de la automoción por tecnologías menos contaminantes y el renting.
Según datos de la Asociación Española de Renting (AER), los vehículos eco (electrificados, híbridos, gas e hidrógeno) representaron en 2021 el 29,15% en esta modalidad de alquiler, frente al 20,95% del año anterior. Y las matriculaciones de furgonetas y vehículos derivados en renting, utilizados frecuentemente para servicios de distribución, crecieron más de un 83%, con más de 960 unidades registradas. Casi el 40% de esos coches fueron de renting.
Este incremento anual demuestra que esta opción se afianza como uno de los grandes aliados para la transición tecnológica. “Permite adoptar sin riesgos nuevas tecnologías y reduce la barrera del precio, al no tener que hacer frente a un gran desembolso para acceder al vehículo”, afirma Eduardo Clavijo, máximo responsable del marketplace Idoneo.com.
En su opinión, el papel del renting en la electrificación del parque automovilístico —muy envejecido en España, con una media que supera los 13 años— es clave, ya que un gran porcentaje de los conductores que hoy contratan un coche híbrido, dentro de tres o cuatro años optarán por uno eléctrico, siempre que lo permitan las infraestructuras de recarga. Sostiene Clavijo: “El renting es la oportunidad para que la tecnología madure y se abaraten los costes”, dado que el precio de los eléctricos aún es elevado.
Y aquí, las empresas de reparto de mercancías tienen mucho que decir. La gestión del tráfico es uno de los grandes retos urbanos y el sector de la logística y la distribución ya ha empezado a tomar medidas como la electrificación de sus flotas y una apuesta por el renting. En esta etapa de pospandemia, marcada por los coletazos de la crisis económica y con el incremento desbocado de la inflación, muchas pymes y trabajadores autónomos buscan alternativas que eviten sangrías en sus tesorerías.
“El renting ahorra costes frente a la compra de un vehículo eléctrico y permite tener un control absoluto del coste y los gastos”, admite el presidente de la patronal UNO Logística, Francisco Aranda, quien enumera otros beneficios: además de ventajas fiscales, evita la pérdida de valor o depreciación de los vehículos —puesto que los contratos se adecuan a los años de vida en los que la furgoneta es más eficiente—, y facilita la renovación tecnológica y la actualización de las flotas en periodos más cortos de tiempo, lo que también redunda en la mejora de la seguridad vial.
El drama de la recarga
Desde UNO reconocen que es indispensable desarrollar una red extensa de puntos de recarga por todo el país para alcanzar una verdadera movilidad sostenible, algo que aún no existe. “Hay empresas con vehículos inmovilizados ante la dificultad de acometer las recargas”, lamenta Aranda. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia —documento que articula el reparto de los fondos europeos Next Generation EU— podría dar un impulso definitivo a su desarrollo, ya que prevé multiplicar por 10 el número de electrolineras por todo el territorio nacional para 2023, con la instalación de entre 80.000 y 110.000 puntos de recarga. Estas ayudas europeas también contemplan la sustitución de 11.500 vehículos comerciales de combustión por otros híbridos o eléctricos antes de un año y medio.
El presidente de AER, José-Martín Castro, tiene claro que en el sector de la última milla existe un sentimiento generalizado a favor de la sostenibilidad. Además de minimizar su huella de carbono —para ahorrar costes y por un compromiso real con el medio ambiente—, estas empresas encuentran en el renting una solución eficaz que contribuye a solucionar estos problemas. Más aún si tenemos en cuenta que algunas previsiones estiman que en 2030 las entregas de última milla se dispararán hasta un 30% en las principales ciudades del planeta, con lo que ello supone para el aumento del tráfico y las emisiones contaminantes.
Las compañías de renting, recuerda Castro, ya ponen a disposición de sus clientes distintos mecanismos, como los sistemas telemáticos, para analizar las posibilidades reales de electrificación de la flota y facilitar el control de costes de estos vehículos de reparto. Estas herramientas permiten medir, comparar y tomar las mejores decisiones.
“En un momento de tantas incertidumbres, derivadas de cambios legislativos y de la evolución de las tecnologías, lo mejor es externalizar los riesgos de la movilidad y dejarlo en manos de expertos, como los que se dedican al renting”, concluye Castro.
23-08-2022 / GS1 Perú